sábado, 26 de noviembre de 2011

El dueño de la Luna

Aunque parezca mentira, la Luna tiene propietario, documento de propiedad incluido.

Autora: Ana de Juan.
Fuente: Revista “Conozca Más”.

En 1954, un ciudadano chileno se declaró propietario del satélite. Quería fundar un mundo más justo. Nixon le pidió permiso para el primer alunizaje norteamericano. En la década de los años 90 pensaba vender parcelas.

La primera reacción es una sonrisa irónica: ¿la Luna tiene dueño? Pero, aunque parezca increíble, es cierto. Su propietario es el chileno Jenaro Gajardo Vera, ex abogado y poeta, también pintor y violinista aficionado, residente en el balneario Rocas de Santo Domingo, a 130 kilómetros de Santiago. En septiembre de 1954 se presentó ante el escribano del Departamento de Bienes Raíces de la ciudad de Talca con un documento donde se declaraba a sí mismo dueño del satélite “desde antes de 1857”. El escribano levantó la vista, lo miró un largo rato en silencio y después le dijo: “Don Jenaro, usted tiene razón, la Luna tiene dimensiones y deslindes y no tiene dueño, pero nada impide que lo tenga. Si usted publica un aviso durante tres días en el Boletín Oficial y nadie se opone, la Luna es suya”.
Cuando le preguntan para qué quiere la Luna, Gajardo dice: “Mi ideal era crear un mundo mejor, no me gusta la gente de la Tierra, está llena de envidias, rencores, odios. No hemos podido suprimir las guerras, hay tanta violencia. Por eso, un día miré hacia la Luna y me ilusioné como un niño. Me imaginé la posibilidad de crear allá arriba un ámbito nuevo, con gente buena, capaz de amar, de crear un mundo digno y justo...” Cierta vez, cuando estaba en Buenos Aires, una joven pareja le pidió permiso para pasar la luna de miel en el satélite. Les dijo que sí por tres motivos: porque eran tan jóvenes, porque se amaban y porque no habían perdido la posibilidad de soñar.
Los poetas se rebelaron ante la idea de que la Luna tuviese dueño. Un joven escritor chileno desató una enconada polémica pública al enviar una carta a Gajardo donde le decía: “Usted puede tener todos los títulos de propiedad que quiera, pero en justicia la Luna es de todos los poetas del mundo”. Más propia de poeta que de terrateniente, la respuesta fue: “El día que los jóvenes y los poetas dejen de rebelarse, la humanidad está perdida. Yo no quise apropiarme de la Luna con fines egoístas, de lucro. Fue sólo la realización de un sueño infantil que me acompañó toda la vida”.
Una vez, los inspectores de impuestos visitaron al insólito propietario. Habían descubierto que nunca había declarado el satélite y que, por lo tanto, se había convertido en el primer evasor cósmico. La respuesta de Gajardo fue que si querían cobrarle impuestos él no tenía inconvenientes. “Vayan hasta mi propiedad, mídanla, tásenla, hagan números y después me dicen. Si quieren, los acompaño”.
Pero el mayor orgullo del ex abogado es que el mismísimo Richard Nixon, cuando era presidente de Estados Unidos, le pidiera permiso para que los astronautas Edwin Aldrin, Michael Collins y Neil Armstrong pudiesen alunizar. Gajardo lo autorizó, pero destaca enojado que nunca más lo consultaron, ni la NASA ni los soviéticos. “A todos les inicié demandas, porque no tienen derecho a invadir mi propiedad”, rezonga. Ya anciano, el hombre que pudo cumplir con su sueño de pibe solía decir que la jubilación no alcanza para que él y su esposa vivan bien. Y que está pensando seriamente en recuperar algo de los 42 pesos que invirtió en 1954 aceptando la idea de parcelar el satélite y vender algunos terrenitos.

Lo que dice la declaración de propiedad, debidamente registrada en archivo judicial:

“Jenaro Fajardo Vera, abogado, poeta, es dueño desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores, del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.478.89 kilómetros, denominado LUNA, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: norte, sur, oriente y poniente: espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es casado. Talca. Firmado: Jenaro Fajardo Vera. Carnet: 1.487.45K. Ñuñoa. RUT: 140.174.5-K.
Talca, 25 de Septiembre de 1954.-
Certifico que la fotocopia que antecede es testimonio fiel de su original.
Santiago, 4 de octubre de 1989.
Firma y rúbrica no traducible.
Sello: Hilda Aguirre del Real.
Archivero Judicial.
Santiago de Chile”.

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